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sábado, 24 de febrero de 2024

LA CONJETURA DE LA FELICIDAD




Nos pasamos la vida buscando eso que llamamos Felicidad, lo que cada uno entienda por Felicidad. 

No son pocas las veces que me dicen eso de "quiero ser feliz", pero cuando les preguntas qué es la felicidad para ellos, la respuesta suele ser vaga y muy indefinida.

Y pensé recurrir a las matemáticas a ver si encontramos un patrón común.

¿Por qué Las Matemáticas?

Porque aunque plantee problemas y rezonamientos de índole inexacto, no podemos negar que sus respuestas son categóricas y contundentes.

Y además, porque en matemáticas existen números felices. Si, si..., hay números felices. ¿Y por qué no usarlos para buscar un patrón para el ser humano, ese mismo que tantas veces despotrica de ella?

Si queridos..., hay números Felices. 

Se dice que un número es Feliz cuando la suma reiterativa de los cuadrados de los dígitos que los componen, nos llevan al 1. Y los que no lo son, no consiguen llegar al 1, sino que se quedan en un bucle dando como resultado otro número.

¿Y esto de los números felices sirve para algo? La verdad es que no. Pero tampoco la retórica de los políticos, y mira si les hacemos caso.


Les presento a un grupo de números felices, hasta el más cerca a 200:1, 7, 10, 13, 19, 23, 28, 31, 32, 44, 49, 68, 70, 79, 82, 86, 91, 94, 97, 100, 103, 109, 129, 130, 133, 139, 167, 176, 188, 190, 192 y 193.

Y he aquí que me da por lanzarme a crear replicas de conjeturas sobre el comportamiento de los números felices y de aquello que, por analogía, se me antoja divertido y causal, para integrar.

Lo primero, que el 1 debería ser el más Feliz, porque no depende de nadie más sino de si mismo. Pero fíjate que está más solo que el mismo. Bueno, es Feliz y parece que no necesita más nada. También es lo que la Soledad tiene a veces..., que te da la Felicidad o te la enmascara de auto-convencimiento. 
Lo mismo pasa con las personas.

Y sigo pensando:
Si a un número feliz, lo hago sumar con otro número feliz (cuál Celestino), lo normal es que ambos sean felices ¿no?. Pues va a ser que no. El 7 es un número feliz, el 10 es un número feliz, si los sumamos, el 17 no es un número feliz.
Por tanto, número feliz sumado con otro tambien feliz no son por si mismos garantía de éxito y felicidad. 
Igual que con las personas.

¿Y si a un número feliz le sumamos su opuesto? Pues hay casos en que el resultado es un número feliz, pero otros no.
Si al 13 le sumamos el 31 obtenemos 44 que es un número feliz, pero si al 23 le sumamos el 32 da 55 y, ¡que chasco!, nos es un número feliz. A veces los opuestos funcionan, y otras no, y la proporción está reñida.
Lo mismo que con las personas.

Y he aquí, que elucubrando y conjeturando pienso...., ¿y si en lugar de que sumen, les hago que se multipliquen?
¡Aja!, pues da igual que sean opuestos o no, pero lo cierto que si multiplicas dos números felices siempre obtienes un número feliz, y si multiplicas uno feliz con uno no feliz, a veces si, y a veces no. 
Igualito que con las personas.




Para no generarles más expectación, que después no duermen y me echan la culpa, este seria mi corolario de la conjetura sobre la matemática de la felicidad:
"Al al igual que con las personas..., para ser feliz no falta sumar, hay que multiplicar, generar sinergias y construir opciones, capacidades, ganas, es decir progresar, crear progresión, ya sea aritmética o geométrica. La mera suma es una disculpa.
Y lo más importante, si eres feliz, procura progresar con otro ser que también sea feliz, no la chafes con uno infeliz. Y si no eres feliz, busca progresar con otro que sí lo sea, pero no para absorber su energía, porque no serviría de nada, sino para aportar, aunque sea un poquito, de la que tengas para que en el conjunto el resultado siempre sea multiplicador.
Lo mismo que con las personas. 
Qed".

En fin, terminaría mi extenso estudio con bibliografía y notas refutadas de innumerables informes de universidades reconocidas y otras que dan asco, pero no.

¿Sirve para algo la divulgación de esta conjetura?, pues no. Pero, ¿Y lo que me he divertido preparándola y escribiéndola? Esa es la verdadera conjetura, la de ratificar con mero ejercicio divertido lo que todos sabemos pero a veces se nos escapa. Que todo depende de nosotros, por muchas excusas que busquemos en otras cosas, incluidos los números.

Gracias a @matescercanas por, sin quererlo, enseñarme un libro, y gracias a @eduardo_saenz_de_cabezon por la forma de convertir un Apocalipsis en toda una fiesta.

PD. Me ha dado rabia (disfrazada) que mi número favorito (8) no fuera feliz. Pero ¿saben?, he descubierto el 28 y el 82, siempre tendré el 7+1, he tenido una agradable conversación (o quizás he pecado) con el 6174, y he dejado que Collatz se riera conmigo (no de mí).
Una prueba más de algo que siempre he sabido y experimentado desde que unos buenos profesores me contagiaran de su forma de entender las matemáticas: que las matemáticas son divertidas, si dejas de guiarte por las apariencias (igual que con las personas).

JSR-Feb/24




domingo, 21 de mayo de 2023

ABRIENDO PUERTAS



Era una tarde de un 2 de septiembre de 2022 cuando desembarqué con mucha ilusión y cierta incertidumbre en un proyecto que había nacido como nacen los mejores retos, desde la espontaneidad y la visión de alguien que confiaba en un grupo de jóvenes adolescentes y quería buscar otras fórmulas que les permitieran crecer como equipo. Y tuve la suerte de cruzarme con él.

Acepté el reto, y he disfrutado viendo los distintos caminos que se han abierto, con sus alegrias y momentos agrios, pero siempre con confianza en que lo que se hacía era bueno. Y después de un tiempo caminando juntos, con aquellos que quisieron hacerlo, llega el momento de parar y hacer evaluación de lo alcanzado.


Acaba un proceso de cambios, de descubrimientos, de cuestionamientos…, de aprender y aprehender.


Han sido 9 meses, 25 semanas, 40 sesiones de trabajar con personas maravillosas, ellos lo saben, y empiezan a creérselo. El aprendizaje ha sido en ambas direcciones, porque cada vez que me enfrento a un proyecto como este, de algo siempre estoy seguro: ¡voy a aprender de ellos!


No se trata de descubrir fórmulas mágicas que solucionen todo. Se trata de hacer visible lo que no lo es, que lo palpen, no con las manos, sino con la consciencia y el entendimiento, como primer paso para darse cuenta de sus capacidades, las que creen que conocen y también las que no han sido capaces de detectar y menos practicar, o incluso se negaban a creer o aceptar.

Se trata de abrír caminos para explorar las habilidades y potenciales de cada uno.

Se trata de adquirir perspectiva de cada uno hacia el resto, y desde el resto hacia cada uno.

Se trata de convertir un “no se” en un camino, transitarlo, disfrutarlo y anclarlo como descubrimiento y riqueza personal.

Se trata de vernos como una parte de un todo, y saber cual es nuestra mejor posición de juego, y no solo en el deporte, sino en la vida. Esa posición que haga sacar de un trabajo común, en equipo, la suma mayor de nuestras posibilidades. Eso es apostar por crecer.


Llegado este punto, estoy muy satisfecho de lo conseguido. Porque las semillas no germinan de la noche a la mañana, sino con tiempo y cuidado…, y he visto asomarse las primeras hojas de esas nuevas semillas. Será un orgullo y un placer verlas seguir creciendo hacia el sol que les fortalezca, y les convierta en troncos fuertes y convincentes que ayuden a contagiar de su entusiasmo y sabiduría a los que vienen por detrás. Porque, chicos, por si no lo saben, no son solo jugadores, no son solo jóvenes en evolución y perfeccionamiento…, son Ejemplo de otros que les miran como aquello que les gustaría ser. ¿Aceptan el reto?


Por mi parte solo hay una palabra, sencilla y pequeña, para esta resumir esta experiencia: ¡GRACIAS!

Gracias por permitirme compartir con ustedes estos momentos, de frustración,  de alegria, de risas y menos risas. Gracias por dejarme entrar en ese mundo atrincherado de sus emociones y sensaciones. Ha sido fantástico, ha sido enriquecedor…, ha sido todo un regalo.


Gracias a Ioseba por comentar su inquietud y ser la puerta gracias a la cual esto empezó. Gracias a la Junta Directiva del Club Deportivo Valdecasas por dejar caminar este proyecto. Como les dije ayer, son un Equipo, son un Club, pero sobre todo son una Familia, y eso les distingue del resto, por lo que hacen y como lo hacen con esa Familia, más allá del puro interés deportivo.


Y termino con una de las reflexiones en las que se ha apoyado el proceso ideado para esta etapa y que ayer les desvelé: “Las medallas se consiguen en los entrenamientos. A las competiciones solo se va a recogerlas (Illa Topuria)”.


Y no estoy hablando solo de Fútbol.


JSR - 21/05/2023












lunes, 8 de mayo de 2023

PARA TI...




Para ti.

Esto va dedicado a ti, amiga. Y permíteme que te llame amiga.

A tí que tienes al alma angustiada y el corazón desgarrado, casi sin entender el por qué de lo que pasa y preguntándote en qué has fallado.

Pero…, ¿seguro que has fallado?, ¿o una vez más prefieres infravalorarte bajo la excusa de amar?

Lo has dado todo…, y no encuentras lo esperado.

Estás rota, dolida y sin entender la realidad.

No dejes que el dolor te apague.

Huye de los que te dicen “tranquila, no pasa nada”... ¿que no pasa nada? ¡Duele!, ¡y no veas como!

Huye de los seguidores del “eres fuerte y puedes”. Si, claro…, seguro…, pero, ¡joder, ahora duele!

Es a tí a quien le duele.

Y lo que es peor, te preguntas por qué a tí, y no lo entiendes.

No dejes que el dolor te apague.

Es instinto de supervivencia, es un signo de defensa, de alarma…, algo no está bien, y como tal, identificarlo y gestionarlo es el principio de entenderlo, para poder mitigarlo, y después, superarlo. Nunca mirar para otro lado, y menos, no hacerle caso.

No dejes que el dolor te apague.

No te hagas protagonista de lo ajeno, reconoce tus valores, reconoce tu territorio, en especial el de las sensaciones y los sentimientos, y si tienes que acampar en él, hazlo, en compañía o en soledad, pero siempre dándole sentido a la verdad, la tuya, la que primero te hacer ver, después mirar y con el tiempo entender que a veces hay que parar para luego poder crecer, o lo que es lo mismo, avanzar.

No dejes que el dolor te apague,


Ni que transforme tu identidad, tu vida…, tu forma de aMar.


domingo, 4 de diciembre de 2022

LA INSÍPIDA INUTILIDAD DEL SER..., Y DEL SER HUMANO.



Siempre he pensado que el deporte, y el fútbol es uno de ellos, debería ser una fórmula de formación, de fomentar valores de crecimiento en los que lo practican, de cultivar nuevas formas de entendimiento, además de un estímulo físico para nuestro bienestar.

Pero desgraciadamente, el fútbol se está convirtiendo en algunos casos en una degradación permanente de justamente todo eso.

Les pongo un ejemplo.

Partido de liga juvenil, jóvenes que rondan los 16 años. Comienza el partido y la "afición" del equipo local no hace más que meterse con el equipo visitante. El entrenador del local incluso intenta mandar a la grada mensajes de "tranquilidad".

Equipo local va ganando, y así y todo, expulsan a uno de sus jugadores..., su entrenador, parece que cambia el discurso y empieza a increpar y a insultar..., tanto es así, que el árbitro también lo expulsa. Sube a la grada y se convierte en el líder indiscutible y promotor de todas os insultos, y ahora amenazas a todo ser viviente que no sea su equipo y afición.

Situación: el árbitro suspende el partido y decide no reanudarlo hasta que se persone la policía. La policía se persona, pero el ambiente está tan "subido" que finalmente decide no reanudarlo.

Un espectáculo fabuloso para jóvenes de 16 años, y más cuando en la grada están sus propios padres que ven cómo increpan, insultan y amenazan sin razón a otros chicos que... "solo querían venir a jugar un partido de fútbol".

Lo curioso es que dicho equipo tiene "fama" de generar "bronca" allá donde va. Pero parece que los que tienen que tomar cartas en el asunto están ocupados en mirar para otro lado.  Posiblemente el lado en el que intereses particulares en forma de hacer caja, se anteponen al de los de los propios chicos.

¿Qué ha pasado para que los propios padres, esos que supuestamente son responsable de la educación de sus hijos, se conviertan en mercenarios sin frontera (y sin fortuna) de no se que cruzada estúpida? ¿Tan necesario es demostrar que su hijo es el mejor, aunque sea a patadas, a insultos, o a lo que sea...?

Desgraciadamente esos jóvenes están bebiendo de un ejemplo que no es el que mejor les va a ayudar en su futuro, y si siguen esas enseñanzas pronto se darán cuenta de que sus sueños se esfuman, de que nadie los seguirá en ese mismo deporte, porque, simplemente, no saben jugar..., solo saben insultar o golpear, y por tanto, que han estado en una carrera hacia ningún lugar de la que, ni siquiera sus padres, les podrán ayudar.

Y lo más curioso es que existe una fantástica Federación, que se limita a "aplicar" un reglamento que, creo se ha demostrado más de una vez, es inútil para situaciones como ésta. Pero claro..., hay en juego mucho más..., y ese "más" se pone por encima de la formación y educación de todos esos jóvenes.

Después nos quejamos de cuánta juventud hay arruinada, de no saber cómo han llegado a una situación de estar en círculos "no recomendables" o lo que es peor, inmersos en mundos sin retorno.

Eso ocurre cuando pensamos que en un equipo de fútbol solo hay jugadores que cuestan dinero y que hay que rentabilizarlos, o que, si no estás en las primeras posiciones de la tabla son unos mierdas y perdedores. Esa es la visión de éxito que se transmite, afortunadamente no en todos los equipos, pero sí en aquellos que solo ven carne de negocio, o carne para alimentar el ego personal de según qué personajes.

¿Se dan cuenta de que decimos que hemos eliminado la esclavitud, y en los tiempos actuales estamos consintiendo otra clase de esclavitud? La de fichas sobre jóvenes que no pueden decidir dónde jugar, salvo que su equipo los "venda". Pues eso..., esclavitud consentida, pero claro, la excusa es "que no es lo mismo".... Pues va a ser eso.

En un equipo de fútbol hay PERSONAS, personas que, mañana, no todas van a ser jugadores profesionales, y que muchos de ellos estarán en otras facetas profesionales... ¿Les gustaría dentro de unos años ir a un medico, o solicitar los servicios de un fontanero, o un carpintero, y que cuando les vea simplemente se dedique a increparles o insultarles porque les han hecho venir muy temprano, o porque, simplemente, tienen que trabajar? Si es así, pues adelante, nos mereceremos toda la mierda que estamos enseñando de esa forma.

Solo espero que dentro de unos años no se encuentren a sus propios hijos tumbados en una acera y lamentándose al darse cuenta de que, como dice una canción, 

"La vida me ha enseñado que solo en el diccionario está la palabra éxito antes que trabajo".

Chicos, independientemente del discurso que puedan oír de sus padres, les invito a pensar y reflexionar sobre la palabra "éxito", pero también sobre la de "sueño". MI humilde consejo es que trabajen para el sueño de cada uno de ustedes, no para el sueño de todos los que tienen a su alrededor y que, en la mayoría de los casos, no cuentan con ustedes salvo mientras les resulten rentables. Ser bueno no significa ser el mejor, sino ser consciente de lo que eres, y hacer todo lo posible por mejorar, pero sin pisar a otros.

Acuérdense, como decía el proverbio..., "si quiere llegar deprisa, vete solo.., si quieres llegar lejos, ve en grupo".

Y mientras eso llega, diviértanse jugando al fútbol si es lo que les gusta, pero sin entrar en el otro juego.



JSR - 4 Dic 2022


martes, 26 de julio de 2022

DE GRUMETES Y CORSARIOS



Soñé que soñaba, y me desperté, pero seguía soñando, y el sueño era un capítulo más de una realidad, en principio aparente, en final, más real.

Era un día de cualquier fecha, claro, resplandeciente. Me encontraba, en un puerto, de los de antes, con barcos de madera…, "bajel pirata" en versos de Espronceda, con mucho bullicio, gente de todo tipo que iba y venía en una coreografía de locura orquestada por no sé qué impulso. Estaba a un lado del muelle, sentado sobre unas cajas de madera amontonadas, y junto a otros montones de cabos, cuerdas y demás aparejos del mar durmiendo un aparente abandono.


Al otro lado, una reluciente Caravela  se recostaba sobre el muelle, solo unido a él por una pasarela de madera. Al final de la pasarela, una fila de personas, en apariencia tripulantes, esperaban a que el capitán, ¡ah, no!, la capitana, les permitiera subir a bordo. Y cuando lo hizo, uno a uno subieron, con atisbo de seguridad, pero arrastrando la incertidumbre de lo que ese barco les depararía.


La capitana les hablaba con una arenga simple, clara y concisa, de un nuevo viaje que era la primera vez que se hacía, hablaba con ilusión, y hasta a mí que estaba fuera me daban ganas de acompañarles…(¿o quizás lo hice?, no sé…, es un sueño…).


Algo me decía que no podía quedarme en tierra, algo iba a pasar en esa travesía y no me lo podía perder…, así que me fuí de polizón con ellos.


Y cuando menos lo esperaban, la Caravela (de nombre CCA) soltó amarras y aprovechando la corriente, se hizo a la mar.


Pronto me di cuenta de que la tripulación era muy especial.

Había una grumete con prisas, un guardiamarina sin tiempo, una tripulante desapercibida, otros dos tripulantes siempre atareados que hacían piña entre ellos, un guardiamarina con incógnitas, otro tripulante con ganas de llegar, un contramaestre con pausa, y a su lado otro sin prisas, y, para terminar, una tripulante escéptica, o quizás desconfiada.

¡Ah!, y la capitana…, ¡ay la capitana!. El viaje no hubiera sido el mismo sin ella


Fuimos recalando en varios tipos de puertos…., los que nos animaban a quedarnos y profundizar en su vida y costumbres, los que nos enseñaban el mágico lenguaje de los números cuando se unen entre sí, los que nos enseñaron que el sextante a veces tiene forma de noticia y que la Estrella Polar es la que cada uno quiera, los que nos acogieron de forma campechana y nos enseñaron su forma de hacer las cosas y que mejor hacerlo con ganas que hacerlo bien (y mejor las dos), los que nos mostraron que el valor no es solo una fuerza y que el principal de ellos es la propia persona…, y otros puertos.


Era curioso ver cómo con cada puerto al que arribaban, sin dejar de ser ellos mismos, cada tripulante hacía suyas las experiencias encontradas, se engrandecían y, lo que era mejor, funcionaban mejor en conjunto que por separado, ya fuera para marcar el rumbo o para comentar lo ya navegado.


Y a medida que llegaban a su puerto final, dejaron de ser tripulantes para convertirse en corsarios. Corsarios sin parche en el ojo y sin pata de palo, que no esgrimen un sable en sus batallas, pero sí un corazón enorme para todo contratiempo.


Al llegar al último puerto, la capitana los reunió a todos, y con la misma simpleza y practicidad, tajante y realista como ella misma, les preguntó. ¿Qué les ha parecido la travesía?

Y así respondieron…


Carlota:  “Ay no se, ¡muy buena claro!”

Cristina: “Espera, ¿qué fue lo último que dijiste para ponerlo?

Juanjo: “Habrá que darle una vuelta”

Juan Antonio: “Siempre podremos hacer una regresión o un buscar x”

Ricardo: “¿Y eso se puede aplicar a todo?

Orlando:  “Buf, es mucho, déjame que lo pase a pdf para entenderlo”

David: “Yo es que vengo de sistemas”

Jaime: “Yo es que vengo con David”

Elena: “Yo eso no lo entiendo”.

Nico:  “Bip, bip” (mensaje de whatsapp) – “Voy llegando”


¡A que son lindos!


Fue en ese momento cuando desperté de mi sueño, y fui consciente de que les había puesto nombre y tenía delante de mí lo que siempre han sido, grandes personas, grandes tesoros.


Pensaron que iban a aprender números y cosas nuevas, que de un curso se trataba.

Y se dieron cuenta de que la cosa no iba de aprender, sino de encontrar. Encontrar respuestas, encontrar alternativas y, por qué no decirlo, encontrarse con ellos, y consigo mismos en una forma distinta de navegar, deambular…, eso que comúnmente llamamos “vivir”.


Desde la atalaya de mis pensamientos, este humilde narrador se lleva muchas cosas.

Me llevo las prisas de Carlota, que aunque ella no lo sepa (o si) son su mejor arma. Confía en tu capacidad de entender lo que ves, es tu visión y tu mejor punto de partida para emprender lo demás

Me llevo la sintetización de Cristina. Se lo dije en un chat, creo que todos seríamos afortunados si trabajaras con nosotros. Hay un camino ahí afuera esperando que lo transites y dejes tu impronta, esa que usa la amplitud de razón como mejor arma de progresión.

Me llevo de Juanjo su inquietud, Cuídala porque te llevará a donde quieras, independientemente de las adaptaciones que tengas que hacer.

Me llevo de Juan Antonio su mezcla de pensamiento racional y espacial que muchos quisieran para sí (y creo que todos nos llevamos un cachito).

Me llevo de Ricardo su escepticismo (que no lo es) estratégico y su forma de bajar a tierra algunas nubes.

Me llevo de Orlando su adaptabilidad y vocación de ayudar. Creo que es su marca personal, aunque es posible que en su entorno algunos no lo vean así. Nosotros sí.

Me llevo de David su diagrama de pensamiento, su flujo funcional aplicado a lo cotidiano, que al final no deja de ser un proceso con sus puntos de escape, tanto de salida como de entrada.

Me llevo de Jaime su capacidad de sorpresa, su esquema práctico de entendimiento, y como no, las distintas formas de manifestar eso que se llama fuerza de voluntad.

Me llevo de Elena su sinceridad aplastante y su forma de “limpiar” su espacio de entendimiento. Solo te digo que no hay espacios pequeños, sino pensamientos grandes, y éstos no ocupan lugar. Libérate de los límites de tu espacio para que disfrutes de todo lo que hay detrás.

Me llevo de Nico su sentido de eficiencia y eficacia, cual sombrerero loco en busca de su tiempo, porque sabe a dónde va y cómo quiere hacerlo, al menos con su forma de entenderlo.


Y de la alumna en la sombra, de la que se ha certificado con nosotros, de la que se ha desvivido para que todo estuviera a punto, y que ya sabe más de nosotros que nosotros mismos, de tí, Teresa, me llevo tu filosofía de vida, de ser, de estar, de acompañar y de hacer sencillas las cosas sin perder contenido ni intensidad.


Teresa, mi “mamá pato”, tus patitos no te olvidamos, no te olvidarán y quieren seguir chapoteando contigo.

Por tí no solo somos CCA (Charterred Controller Analyst), sino que además somos CCA+ (Café y Chocolate Adictos), Y eso nadie nos lo puede quitar. Nos une.




No tengo línea de vida. Mi mente de siempre es más rebuscada y ha creado vitrinas en las que guardo pensamientos, experiencias, personas. Son vitrinas a las que vuelvo recurrentemente para sentir y volver a experimentar cosas que han marcado mi progresión y crecimiento como persona…, y desde ya hay un hueco para esto que hemos vivido en los últimos meses, algo que queda formando ya parte de mi adn y por tanto, me hacen mejor persona.

Howard Schultz, el fundador de Starbucks decía aquello de: «No vendemos café sino experiencias maravillosas».


Querido Howard, ¡que sabrás tú de experiencias!. Vente para el IDDA, hazte el programa CGBA, y verás lo que es una experiencia. ¡Ah!, pero la nuestra, la primera promoción, esa ya no la podrás saborear. Solo hay unos pocos que tienen el placer y el lujo de haberlo vivido. ¡Ah!,¡Se siente!.


Mis queridos corsarios, ahora a disfrutar de las mareas, a marcar rumbos, a contagiar adversarios, a seguir cultivando la motivación sin olvidar aquello que dijo alguien de que la creatividad es la inteligencia divirtiéndose.

Diviértanse, sobre todo diviértanse, y contagien para que este mundo sea un poquito mejor.


Esto no es una despedida. Esto es un pase VIP para todo lo que viene.


Gracias por dejarme ir de polizón en este viaje.


¡Feliz Vida!.





JSR - Jul/22


viernes, 22 de julio de 2022

EL OTRO KLIMANJARO







Era una tarde de esas de “familia”, con niños alrededor, con padres, con abuelos.., una tarde de las que ahora se echan en falta, y algunos faltan para poderlas echar.

Una tarde en la que una niña de 7 años jugaba como cualquiera otra, bueno quizás no, pero jugaba, y entre juego y juego, recalaba en los brazos de su abuela. 

En uno de esos momentos la abuela le preguntó:

Lourdes ¿qué quieres ser de mayor?

Y Lourdes, sin más pretensión que la inocencia de una niña respondió: ¡”Médico”!.


Todavía hoy no sabe el por qué respondió eso, solo sabe que es Médico. Se lo puso como objetivo, quizás como compromiso a sí misma por haberlo dicho, nadie lo sabe, ella tampoco…, pero a día de hoy esa respuesta, quizás en forma de promesa inconsciente, la ha cumplido: Primero como Licenciada en Medicina, posteriormente como especialista en anestesiología y reanimación, y luego Doctora en Medicina, que es la mayor titulación dentro de la Universidad.


Como ella misma dice, “te puedo contar miles de razones o razonamientos maduros, pero ninguno se equiparará en absoluto al razonamiento que tuvo aquella niña de 7 años, seguro, y que a día de hoy sigo sin saber”.


De nombre Lourdes Hernández, de profesión Doctora en Medicina, pero ante todo, persona. Persona de esas de las que te enamoras cuando conoces, no por lo que hace, sino por cómo lo hace.


Hasta donde sé, y hasta el día en que escribo estas líneas, ha abordado dos veces la subida al Klimanjaro.

La primera vez llegó a la cima, después de un esfuerzo sobrehumano, atacando la base con bronquitis, y llegando a la cima con mal de altura, pero nadie le quita la experiencia y la vivencia experimentada con sus amigos y con su hermano René. Llegó a la cima casi sin ser consciente de la hazaña que había logrado, pero como ella también dice “Hay fotos que me lo recuerdan”.


La segunda vez empezó hace bastantes años, creo que justo después de que aquella abuela diera la voz de salida con una pregunta inocente. Y sigue en ascenso hoy día. Es un ascenso distinto, también con problemas de aclimatamiento, con mucho esfuerzo físico y mental, y por supuesto, con mal de alturas por momentos. Y aunque sabe que le acompañan Sherpas muy especiales, el esfuerzo sigue siendo el suyo, y el decidir por qué vía ir, con quién ir, y cómo ir…, sigue siendo decisión suya.

Es la subida a su Klimanjaro particular, ese en el que la cima tiene forma de personas a las que hay que ayudar a llegar a su bienestar físico, psíquico y emocional, personas que incluso a veces te miran extrañadas de que las estés ayudando, y, por qué no decirlo, encontrándote con supuestos alpinistas experimentados de tu profesión que cuando te ven pasar no entienden lo que estás haciendo, o, simplemente, prefieren verte pasar.

Cimas llenas de curiosidades y de muchas satisfacciones, que te enseñan otra cima más, no se si al lado o más arriba, pero cima que hay que alcanzar, aunque por último ese esfuerzo esté siendo algo más grande de lo normal, porque no se puede llevar a todo el mundo..

Hace algunas semanas, también una tarde, aparcamos nuestros deberes conjuntos y nos arrancamos en una charla totalmente espontánea, una charla de conocer, de averiguar, de recordar…, de vivir, de experimentar, y de adquirir consciencia de lo que somos y por qué lo somos.


Permítanme que les muestre un poco más de todo lo que hablamos aquella tarde, en particular de esa subida a la que no quiere llegar, sino, simplemente, transitar.





1.- Campamento Base - Empezamos.


Hoy día, con el recorrido que tienes andado, con toda esa experiencia, si ahora tuvieras la posibilidad de volver atrás con lo que sabes, ya no con la incógnita, sino con lo que sabes, ¿volverías a coger medicina?


Sin duda.


¿Y volverías a escoger anestesiología?


Sí, rotundamente.


¿Y volverías a trabajar donde estás trabajando?


Sí, porque han sido elecciones de la vida, y como no conozco otra realidad…, he tenido la oportunidad o la suerte en que los caminos se me iban abriendo, y se me han abierto para bien.



Mirando retrospectivamente por qué elegí medicina, veo que durante ese camino he adquirido una serie de vivencias, y mucho sacrificio.

Recuerdo que los sábados, y sobre todo los domingos, la familia quedaba para hacer una paella, y todo el mundo sabía dónde estaba Lourdes: estudiando. Me he perdido muchos momentos, es posible, pero después vivía otros momentos intensos…, no es tanto la cantidad, sino la calidad.

¿Que lo podría haber vivido de otra manera?, quizás sí. Pero, ¿sabes? la experiencia es lo que te da esa viveza de hacer las cosas de otra manera. 


La medicina me ha dado esa posibilidad de hacer lo que quería, de ayudar a la gente, aunque fuera de manera indirecta, pero también darme un soporte económico por el cual seguir haciendo otros sueños realidad, como el poder viajar y no depender de mi familia, de mis padres. Mi familia no es que sea muy pudiente y la verdad es que he tenido la fortuna de que mis padres han confiado en mí, que esa niña de 7 años hubiera decidido eso y ellos dijeran, ¡pues venga!, con todos los esfuerzos y sacrificios que eso suponía. 

  

Recuerdo mi padre siempre trabajando para tener algo más. Me he salvado gracias a las becas para poder estudiar. Ellos no lo tuvieron fácil, mi madre dejó de estudiar simplemente porque con 12 años alcanzó la altura que tiene en estos momentos y mi abuelo dijo que ya era lo suficientemente grande como para estar en el colegio.

Recuerdo estar en el colegio, estudiando en la EGB, y mi madre con Radio Ecca en casa sacándose también la EGB.

Eso lo he vivido en mi casa. Ese poder de sacrificio que tienen mis padres se te queda grabado y forma parte de sus enseñanzas.

  

Porque, ellos lo saben, yo me podía haber dedicado a no estudiar, pero es que me apasionaba estudiar y mi padre, para que lo hiciera, al igual que mis hermanos, salía a trabajar de noche y volvía de noche.

  

En verano recuerdo que nos íbamos en tropa, caminando por el barranco, a Salinetas, a la playa y mi padre solo pasaba cuando venía de trabajar, se daba un baño, dormía un poco, y a casa todos.


Dentro de esas limitaciones es verdad, yo disfrutaba demasiado, pero mis padres iban más allá, intentaban darnos muchas veces lo que no podían.

Estábamos en actividades escolares, estuve 10 años en ballet, y eso se pagaba con su trabajo.

  

¿Y para Reyes? Yo qué sé, yo recuerdo pedirle la muñeca de Famosa que patinaba y a mí me trajeron otra que patinaba, no era esa, era más barata, pero me daba igual. Cuando analizas eso dices que mis padres se volcaban, realmente te daban lo que no podían y posiblemente muchas veces se lo quitarían de la boca para dárnoslo a nosotros.

 

Entonces ¿lo volvería a hacer? Si, lo volvería a hacer igual, sí, porque hice lo que estaba dentro de mis posibilidades.





2.- Los preparativos


Durante la facultad no se veía tanto lo de hacer el Erasmus ( o Sócrates que era en aquel momento la beca que existía para España). Un verano trabajé para Sócrates, y recibimos a los italianos.

Al año siguiente se suponía que nosotros hacíamos Erasmus, y por motivos de la persona que dirigía todo eso, y por intereses personales, dió pie a que al año siguiente él decidiera que sus compañeras de clase tenían más derecho a ir, aunque no habían trabajado el año anterior, porque era el último año que ellas podían y si no lo hacían en ese momento ya lo perdían. Nosotras, las que íbamos a ir, cedimos ese puesto con la condición de que al año siguiente nosotras fuéramos sí o sí, ¿Qué pasó? que al año siguiente esa persona, que era el responsable del departamento,  no presentó  no sé qué papeles y se acabó Sócrates en la Universidad de Las Palmas, dentro de Medicina. 

¿Algo que cambiaría? Pues esa visión internacional de poder salir a otro país, conocer gente de otro país, ver universidades de otros países, y aprender, eso sí.

Yo, por ejemplo, viajo porque me gusta conocer otras culturas, otras formas en las que la gente vive y así poder enriquecerme y aprender, desde conocer cómo se cocina un plato que me como aquí, el cómo es el de origen, o sea, esas chorradas.., pero me gusta.

 

Eso que no me permitió la Universidad, lo hice con la especialidad, busqué esa posibilidad, viajé a Italia y me formé en Italia en algo que en España no existía, que fué aprender la “eco transesofágica dentro de quirófano” (ver el corazón desde dentro), que ahora es algo estándar en las cirugías de calidad.

 

Una ecografía te la hacen por fuera, pero por dentro es mucho más sensible y más específica, es decir, te da más detalles que la que se hace por fuera porque no todo el mundo tiene lo que se llama una buena “ventana”.

 

Tuve la suerte que cuando roté en el Materno Infantil, coincidí con el equipo de los italianos. Y el que venía de anestesia casualmente era, y es, el presidente europeo de la sociedad de anestesiología cardiaca: Marco Ranucci.

Me metí en la Universidad súper rápido a aprender italiano porque me conocieron, vieron cómo trabajaba y Ranucci me aceptó en su rotación. En la rotación solo te dejaban 3 meses. Yo estuve 4, porque mi mes de vacaciones ese año me lo dediqué a formación.

 

Eso me dio una visión mucho más abierta de cómo se pueden hacer las cosas, como se puede trabajar de manera seria, porque al final esto es España, y en España todo parece otra cosa…


¿Y cómo llegaste a la anestesiología?


Hice medicina porque quería ser médico. Durante mi etapa estudiando BUP y COU por el tema de mi visión fui a un oftalmólogo, y por lo que me contó ese oftalmólogo, cuando entré en medicina yo decía ¡yo quiero estudiar oftalmología”,  solo por lo que me había contado ese hombre.

 

En cuarto hice la rotación de oftalmología me dije: “¡esto es un aburrimiento!”. Cambié a ¡Yo quiero ser ginecóloga! porque la ginecología era, además,  la mejor práctica, porque era donde se aprendía: hice un parto y ahí me flipé.

¿Qué pasó? Que en sexto de carrera cogí una asignatura que es cuidados paliativos, con Marcos Gómez, que además de ser el profesor, es el padre de los cuidados paliativos de España, y me enamoró lo que ví.

Cuidados paliativos, porque al final tratas con la muerte, pero una muerte de confort, confort digno, de humanización.

Pregunté, ¿y este hombre, qué especialidad es? Y me dijeron “este hombre es  anestesista”.  Yo había hecho las prácticas de anestesia en cuarto o en quinto, y además era de estas optativas que si no las elegías, no las hacías, que recordaba que era como intubar y bueno, pues nada, una semana allí que prácticamente no te hacían caso, como en todas las asignaturas de la facultad, menos Ginecología, y Pediatría en que también la profesora se implicó bastante, pero por lo demás no me llamó la atención.


Fue este hombre el que me hizo pensar ¡oye, que está la anestesiología por ahí! 


Al hacer el examen MIR tenía que elegir la plaza, y justo delante de mí se elige la última plaza de ginecología en Las Palmas. No tenía el concepto de ir fuera a estudiar y, además, era un sobrecoste para mis padres, y a la vez decía, si estoy fuera al haber tantos residentes, posiblemente mi formación será de menos calidad, cuando tú tienes muchos, y poco a repartir menos te toca. La ventaja de estar aquí era estar con mi familia. Además, por aquel entonces mi padre no lo estaba pasando muy bien, y estaría en un hospital pequeño que tenía de todo. Así pues, cuando me dicen que ya no quedaba plaza de Ginecología, pregunté por Anestesiología, y me dicen que sí, que quedaban 2 plazas (la única formación que había antes aquí era en el Negrín y eran 3 plazas). Escogí la segunda plaza.

Sinceramente cogí anestesia por lo de paliativos, pero no tenía ni idea de lo que era lo que iba a hacer.


Lo que sí tenía claro era que si cogía anestesia sabía que mi visión iba a ser súper amplia.



 



3.- Aclimatación


No me gustaba ir al Hospital Materno Infantil, Yo decía “los niños en el hospital no me gustan”. ¡Los niños tienen que estar en los parques jugando!. ¡En el Hospital me daban una pena!,  ...y temía ir al Materno, “no me gusta nada”, “lo voy a pasar fatal…”. 

¡Nada que ver con lo que me había imaginado! ¡Una lección de vida que te dan los niños! 

Me enamoré y fue ahí cuando decidí ¡quiero ser anestesista pediátrica! y volver otra vez a retornar mi parte de por qué me gustaba la ginecología, ¡estaba desde el otro lado haciendo ginecología!.

  

Aprendí con unos profesionales que me enseñaron lo que no está en los libros, matronas, sobre todo. Unas matronas que me enseñaron la importancia de la vida y la muerte, cómo se puede vivir en el mismo sitio con una una mujer y una familia, y que cada mujer tiene su historia detrás. 

Eso lo descubrí con ellas.

Eso la facultad no te lo enseña.

  

De hecho, hay una asignatura pendiente que se daba y que era cómo dar malas noticias. No nos enseñan a dar malas noticias.

Muchas veces tienes que decirle a otra persona una mala noticia que no quiere escuchar, ¿cómo enfrentarte a eso?

  

Y no sé, a mí me encantó.



El doctor Bonilla, del hospital Negrín, que sabía lo que no está escrito,  te decía, ¡pincha aquí!, y tú metías la aguja y el músculo hacía “plin”.

  

Después, cuando ibas al libro, leías, “pues el pulso de la arteria femoral 2 cm por debajo...”, ¡ahhh!. 

Ahora con la ecografía, tú lo ves, pero antes no, era anatomía pura, por eso me gusta anestesiología, porque es fisiología, farmacología y anatomía, las bases de la medicina.

Era un hombre de visión de rayos X .

    

Nosotras aprendimos con ese señor. Justo eso fue la ventaja de estudiar aquí. Teníamos todas las especialidades y éramos 3, teníamos todo todo para nosotros.


Cuando tú ves que hay gente brillante, tú dices, podemos mejorar y buscar la excelencia.

 

Yo no puedo cambiar a los demás, pero a mí sí y en ese aspecto intento buscar la excelencia de mejorar cada día.


He ido conociendo durante este trayecto de mi vida un montón de gente. La medicina me ha dado pie a conocer al ser humano por dentro, la fisiología, cómo funcionamos, a veces era esa inquietud que siempre tenía de "y esto por qué", "y aquello por qué", pero también el ir más allá, es decir, los límites, Sí, es una vocación, pero se piensa que, simplemente por el hecho de que seas médico, tienes que tener un determinado perfil. Antes es posible, porque era igual que los profesores y los maestros: eran los respetables, el cura, el  maestro y el médico eran la referencia.

  

Lo digo por el descubrir que hasta el ser más más rudo, más cruel, ante la enfermedad es igual que los demás, y que ¡podemos hacer tanto con tan poco!; Ya no se trata de tienes esto, te pongo esto, es simplemente el hablar con el paciente, con la persona, porque sí es verdad que es un paciente, pero el hablar, el tocar, el comprender a la otra persona muchas veces vale más.


En medicina se dice que con la historia clínica sacas más del 80% de información de lo que le pasa al paciente. Pero es que hablando con el paciente, a lo mejor el 80% de su enfermedad se la puedes curar. Eso no está escrito, pero bueno.


Una de las cosas que te atraen de la medicina es llegar a conocer la persona por dentro.  






¿En qué consiste eso de humanizar la sanidad?


Es volver a los orígenes de mejorar el cuerpo o mejorar la enfermedad.

  

Más que nada porque todo se basa en economía y todo el mundo gira en torno a la economía, si hay algo que no es productivo económicamente, o no interesa, no se hace..

  

La medicina la conocí ya como una medicina paternalista en la que el médico era la eminencia. He vivido el caso de estar tratando a los pacientes, estar en la misma consulta con el residente estudiante, y los pacientes dirigirse a él en lugar de a ti porque le dan más importancia al hombre que a la mujer.

  

Por tanto, lo de humanizar es volver al cuidado del ser humano, más allá del hecho de que me interese o no porque tengo una ganancia económica.

  

Debo hacer este proceso yo como médico, que, bueno, cada uno tendrá sus motores en la vida, y que también es verdad que los médicos también tenemos que vivir, pero eso de hacerlo por dinero no, yo no soy así. Hago el trabajo que me gusta y me pagan por ello, pero no prevarico. Tampoco por el hecho de recibir unos honorarios por mi trabajo quiere decir que tenga que aceptar o “tragar” con todo. Hay cosas que, por ética o moral, no voy a hacer, por mucho que me paguen.


Eso puede llevar a que un paciente al final sea un mero número, un mero componente de un ratio en una estructura estadística que sea más vital. Y lo que no sabe ese paciente es que tú, como médico, también eres un mero ratio y número dentro del complejo del hospital.

Al final eres un número, el paciente se ve así, y yo también.

   

Esa “deshumanización” es por la presión asistencial.

Ejemplo, y es real: A nosotros nos marcan “pues hoy haces la consulta de 20 pacientes”. Y la haces. Y mañana te meten 21.

Te hacen acelerar. Y la percepción del paciente no es otra que “es que no me miró a la cara”.

No puedo.

  

Eso lo viven muchos compañeros míos en atención primaria, y en otras especialidades, con dos minutos por paciente.

¡Dos minutos! y como lamentablemente te toque el pobre que tarda dos minutos en sentarse en la silla, te dices, ¡ya la hemos liado!.



4.- Evaluación


Te pongo tres premisas:  

Saber lo que hay que hacer, ganas de hacerlo, y hacerlo.

En base a ello, ¿Cómo crees tú que hoy por hoy se concibe la sanidad o en qué punto está? ¿Están todos al mismo nivel, o hay uno que está más alto, otros más bajos?


Sobre lo que hay que hacer es algo que tienes que saber tú, y en cada momento. Otra cosa es que te dejen hacer, o que puedas hacer porque ya no depende de ti, depende de un trabajo en equipo, el que sea.

  

Sobre Ganas de hacerlo, siempre hay ganas de hacer cosas. O por lo menos depende también de la actitud que tú tengas, que la actitud tuya ante la vida es la misma que ante el trabajo. Hay gente que tiene una actitud más pasiva y dice, “¡ay, yo vengo aquí a cumplir y ya está!”, o  “yo no quiero problemas”, o “yo quiero mejorar”, y vienen más motivados.

  

Pero lamentablemente mucho de esa motivación es por cuestión propia y tiempo propio que la persona gasta de su tiempo personal y familiar para dedicarlo a eso, no es que te den ese tiempo.

  

Extrapólalo a una visión más general: la investigación en España.

   

¿Es ridícula? Pues eso extrapolado a dentro del hospital. No te facilitan el que tú investigues o que hagas un estudio, porque es a costa de tu tiempo personal, no de tu tiempo profesional. 

Cuando ves cómo se rigen en otros sitios…

En Inglaterra los profesionales sanitarios tienen un rango por experiencia. Cuanto más rango por experiencia  puedes llegar hasta la figura del Consulting: el consulting está en su casa y si hay algún problema le llaman por teléfono, ¡oye mira que tengo este caso…! y el consulting orienta o dice qué hacer.

  

Pero esas personas, desde el más pequeño al más grande obligatoriamente, 30 días al año (o X días) lo tienen dedicado para estudios y formación. Están obligados a hacer ese tiempo. Te quitan tu carga asistencial para que vayas a formarte, eso forma parte de un estándar de calidad.

 

Qué decir de los enfermeros y enfermeras españolas en el servicio británico de salud, o en europeo. Son tan apreciados porque tienen muchísimas habilidades, saben sondar, coger vías… Ellos están protocolizados, es decir, tú no puedes sondar a un paciente si previamente no has pasado el curso de sondaje. Es decir, es una manera de acreditar que una persona está apta para realizar un determinado trabajo.



  



Si a ti a tu consulta te llegara un paciente que se llama Servicio Canario de Salud, con lo que sabes…, ¿qué le diagnosticarías?

  

Politiquitis

  

¿Es crónico?


Por lo que conozco puede ser agudo, pero yo creo que viene de más atrás.

 

Entonces ¿tiene remedio?. 


Creo que está en una situación crítica. No necesita paliativos, porque paliativo es lo precedente a la muerte… pero puede ser…, ya no solo el Servicio Canario de Salud sino el servicio español de salud. Somos un país con 17 comunidades en las que hay 17 proyectos de salud diferentes, en las que en unos sitios se hacen unas cosas, en otros no son válidos, es decir, no hay una uniformidad y si en tal sitio hay un programa y funciona súper bien, ¿por qué no lo llevamos todos? ¡Porque es que al final se trata de crecer!.

  

Siempre se ha dicho que el Sistema Nacional de salud español era un ejemplo a seguir, pero claro, a costa de los profesionales que trabajan en ellos, se sustenta fundamentalmente porque los sueldos de los profesionales están por debajo de otros países. Hasta tal punto que los que viven de manera fronteriza prefieren, viviendo en España, cruzar fronteras y trabajar en Portugal, por ejemplo.

  

El sistema funciona, entre otras cosas, a costa de lo que se está ahorrando del pago de los profesionales, y no contratar a los profesionales. El problema de España, igual que en medicina y en la investigación es que tú formas a alguien y esa persona se va. Emigra porque encuentra otras condiciones mejor fuera que dentro de su país.

  

  

Lo primero que haría falta hacerle al servicio canario de salud.

   

Bueno, hacer un análisis sincero.

El Gobierno tiene sus ministros, los ministros tienen sus asesores, los asesores tienen sus asesores, los asesores tienen más asesores y luego al final el que realiza el trabajo, es el funcionario o trabajador de turno. Lo que vive cada día el que trabaja no tiene nada que ver con los que, en un puesto más arriba se imaginan ese trabajo. La verdad se pierde y se desvirtúa.

 

Hacer un análisis interno de, vale, cuántos somos, qué hace quién, monitorizar y a decir realmente cuántos necesitamos, quiénes son los necesarios aquí.

    

Hablo por mí: yo podré mejorar mi parcela, proporcionar al paciente que me asignen cada día lo mejor de mí, con el mejor conocimiento que yo tengo, para que lleguen al mejor de los cuidados.

No hay que cambiar todo el organismo, porque si no se viene abajo, pero sí cada uno de manera particular hace ese análisis de oye, pues, ¿si puedo dar el 100 por 100 de mí ¡por qué estoy dando 50%.? La desmotivación del profesional deriva de la no valoración por su trabajo. No valoración por los organismos gestores, pero tampoco por el usuario / paciente / familia. Te ves haciendo horas miles de trabajo (en guardias de 24 horas, festivos, fines de semana….) para cubrir un servicio…, pero nadie se preocupa por tí. Al final el profesional responsable solo se preocupa de sus pacientes sin parar a pensar cuáles son sus necesidades. Te acostumbras a normalizar algo que puede estar mejor. Tiras pa’lante.

  

Que estoy mal pagado o que tal si, pero la motivación de que la otra persona reciba lo mejor, los cuidados…, y también al recíproco, es decir, que la otra persona diga, confío en este profesional, porque, lamentablemente, es verdad que tú le puedes decir a un paciente, “mire, le recomiendo que haga esto”, pero tú como paciente no puedes decirnos que quiero que me cuiden cuando eres el primero que está fumando o que estás tomando drogas, etc, es decir, poniéndote tú mismo el problema.





5.- Pensamientos de fogata

Dime tres Valores que hacen que Lourdes sea lo que es.

  

El ponerte en lugar del otro, 

  

Empatía, sinceridad y respeto, sobre todo por los mayores.

Las personas que tienen 70 u 80 años parece que molestan y no, en muchas culturas el mayor es el más respetado por su experiencia, por sus conocimientos, su sabiduría. En Occidente eso está perdido.

 

Parece que lo que prima ahora es el número de youtubers, de visitas, y cuantas más visitas eres más bueno.

  

 

  

Si te digo la palabra niño que te viene a la cabeza.

  

Profesión.  

El hospital.

  

Porque tengo esa visión, de que ahora lo veo más dentro del hospital y más con el confinamiento del Covid, porque no podía estar en los parques.

  

CHUIMI

 

Trabajo y estrés.


¿Qué es lo que le da entonces energía a Lourdes para ese trabajo y estrés?

  

Pues la satisfacción personal de poder ayudar a la gente.

  

Esa es la energía, yo por lo menos hago lo que me gusta, y sé que aunque sea estresante y duro pero es el trabajo que he elegido. No deja de ser la búsqueda de conseguir ayudar a alguien.

  

 

  

Y ese trabajo que has elegido ¿A qué precio?

¿Cuál es el precio que crees has pagado por el trabajo que estás haciendo?

 

¡Uf!.

  

No le pondría precio porque cuantificación económica puede ser por los libros, por el tiempo, con todo el tiempo que has empleado. Pero me ha dado pie a hacer lo que he querido cuando he querido, aunque al mismo tiempo no me ha dejado hacer cosas que he querido, por la obligación de estar con guardias, etc. 

  

Pero si tomas la actitud positiva y dices, mira que estoy haciendo lo que me gusta. Lo podría hacer de 8 a 3, como los funcionarios pero hay una obligación, es decir, tiene unos derechos, pero también una obligación y destrezas, obligaciones, Guardia que se puede llevar otra manera, pero es una cuestión de cambio institucional, y volvemos otra vez al planteamiento de cómo funciona el Sistema Nacional de salud.

 

¿Cuál es el principio activo de Lourdes?


Energía.

Energía para hacer cosas, soñar que las cosas pueden hacerse, lo sueño y lo llevo a cabo…, ahora, el día que no tengo energía, soy como un felpudo.

 

Esa energía se toma como cápsula, inyectable intravenoso, muscular...


No.., ganas de vivir y de aprovechar la vida.

  

¿Qué es lo que te da ganas de vivir? 


Pues eso, el aprovechar el tiempo, el decir solo tengo esta vida y la quiero aprovechar.

  

Dime algo que has hecho y que volverías a hacer una y otra vez.


Viajar.

  

Un destino.


Cualquiera, Japón.

  

Uno al que no te planteas ir.



A sitios de guerra.

Ya veo mucha miseria en el día a día como para ir motu proprio, ir a ver esa cara B del ser humano

  

¿El ser humano tiene cara B?


A ver, me refiero a la cara B como una moneda y después está que tendrá sus motivos, sus intereses, económicos, religiosos, etc. que lo lleva a ser la peor parte del ser humano, porque si lo ponemos como en una vara de medir de cero a 100, 50 es A y 50 es B.

 

¿Qué te da el viajar?


El aprendizaje de otras culturas, de cómo otros seres humanos han salido adelante desde otra perspectiva de vida, de otra visión de la vida de que hasta puedes comer otras cosas.

Que no es lo que tú tienes, es como abrir una ventana a decir que hay miles de mundos, no es mi realidad, no es la que veo todos los días en mi casa o cuando voy al trabajo o en la isla. Hay muchos mundos, y te hace ser quizás más humilde en el sentido de valorar que has nacido en un buen sitio y que hay gente que no ha tenido esos privilegios, hablando incluso un poco del sacrificio de mis padres y demás.


Hay gente que está súper desconectada ha perdido muchos valores o se creen con más derechos que otros, porque no conocen otro mundo.

Y cuando viajo a esos sitios, vuelvo a las raíces de los valores del ser humano, de no necesito tantas cosas materiales para ser feliz, no necesito beberme un Moet Chandon para decir soy feliz.

Disfrutas con las experiencias que vives porque cuando viajas te subes a una montaña rusa de emociones, de ver la vida con otros ojos, de conocer que otras formas de vivir, de pensar o de resolver las cuestiones de la vida, son posibles.  Abrir tu mente a otras posibilidades. Te subes en un teleférico, haces cosas en una avioneta, es decir, ves y haces cosas que no las haces aquí, pero con el objetivo de conocer en profundidad el lugar que visitas.

Es la manera de vivir intensamente, de explorar esos sitios.

  

Te voy a decir una serie de palabras a las que tienes que recetarle algo, pero no puede ser medicina pura, no puede ser medicamento. Tiene que ser algo más.

  

Depresión.


Ir al circo.

 

Desmotivación.


Rodearte de tus mejores amigos, de la gente que realmente te quiere.

Y que digan lo mejor de ti. Que te describan.

 

Dolor de cabeza


Un paseo por la naturaleza, abrazar un árbol.

  

 

Cansado


Dormirte en la playa.

Y sentir el calor de la arena en tus pies.

  

Pasotismo.


Ir a un asilo a ver a los ancianos.

  

Egoísmo.


Darte una vuelta por el tercer mundo.

Vete a La India o Mozambique.

  

Conformismo.


Ir a la planta de oncología  infantil y ver a los niños cómo luchan. Con los sueros puestos y salen al parque a jugar, pero están dentro del hospital.

Y siguen luchando frente a la adversidad, no se conforman con su diagnóstico, sino que siguen adelante.

  

¿Entienden esos niños el diagnóstico que tienen?


Muchas veces no.  

Los padres son muy protectores, entonces no les dicen la verdad, pero los niños son listos y al menos ellos sí saben lo que sienten. Y lo que tiene un niño es que siempre te dice la verdad.

Y cuando le duele, le duele.

No dicen, creo que me duele. O creo que me va a doler.  

Porque tú lo ves. Es que no hace falta a veces ni que te lo digan.


 



  

Posiblemente tendrás muchos, pero escoge un aprendizaje que ha hecho Lourdes desde que tiene uso de razón.

  

El subir al Klimanjaro  

El aprendizaje de esfuerzo personal de tengo que llegar ahí y eres tú la única que puede llegar. Es tu esfuerzo físico, tu esfuerzo mental. Es una cosa que tú no te has preparado.

Y es después la satisfacción personal del esfuerzo que has hecho, y lo que ves. Porque Klimanjaro es el techo de África, ver el amanecer de África.. era como decir, ¿en serio que estoy aquí?.

Era como una cosa que yo me planteaba como ¡venga, una cosa que vamos a hacer todos juntos!, todos en la ignorancia total de lo que iba a pasar.

  

O sea que es un logro que yo no lo vi como un reto, no fue premeditado

Pero bueno, ahí está: un 6.000.


Puede ser cualquier otra cosa que he hecho, el aprender a bucear y poder bucear cuando no lo esperaba, o el haber conseguido simplemente la licenciatura, con las becas.


El aprendizaje en todos esos logros es que para conseguir algo, hay que ponerse a ello. A veces puede costar más esfuerzo, más tiempo, pero la constancia y perseverancia en tu intento, te dará más opciones de conseguirlo que si te quedas esperando de brazos cruzados. Hay gente que tiene más suerte en la vida (suerte, “padrino” o … estar en el lugar y momento concreto) y lo consigue fácilmente. En mi caso, no puedo decir lo mismo. Todo lo que he conseguido ha sido producto de mi esfuerzo, tiempo y sacrificio. Nadie me ha regalado nada. Así que por ello sé el valor de las cosas, de lo que vale, por ejemplo, mi carrera y el puesto que ocupo en estos momentos. De modo que con mi experiencia he podido ayudar a los demás para que consigan también sus sueños o cualquier otro proyecto en sus vidas. No me canso de aprender cosas nuevas.

  

  

¿Lo harías otra vez?

  

Sí, pero estaría más días. Para disfrutar más de la aclimatación.  

Bueno, no sé si lo haría otra vez, pero la experiencia fue brutal.

  

  

Dulce salado.


Salado

 

Noche o día.


Día.

  

Una estación del año.


La Primavera

  

El país, antes me dijiste Japón.


Si.  

  

Un color.


Azul

  

Blanco o negro.


Blanco.

    

Un deporte. 


Lo que sea acuático, algo relacionado con el agua.

Nadar, snorkel, buceo, vela, windsurf, surf, bodyboard.

El Mar.

  

Una comida.

  

Soy más de cuchara. Siempre me ha gustado la ensaladilla rusa, pero me quedo con el potaje de lentejas.

 

Un postre.


Helado.

  

 

Un sitio para sentarte.

Mi casa.

  

Algo que quieres hacer.


¡Me he apuntado a un curso de windsurf.!,   

Aprender a tocar un instrumento... ¡Son tantas cosas que todavía me quedan por hacer!

  

  

¿Qué es lo que estás dudando si haces o no haces?

  

Dudar sobre acoger a un niño.

Hace muchos años presenté los papeles para la adopción.

No sé por qué esos papeles se perdieron, que vino hasta el jefe del departamento a decirme “Automáticamente, mañana lo tramitamos”, y le dije ¡No!, por algún motivo esto no se ha hecho, así que dejémoslo como está.

Y he descubierto que existen otras opciones, la duda es que no estoy en mi mejor momento, entonces no puedo cuidar de otra persona cuando lo que tengo que hacer primero es cuidarme a mi.

 

 




¿Qué te falta entonces para saber que ya cuidas de ti?  


Pues tiempo.

Tiempo de paz, de volver otra vez a mi, a mi esencia, de intentar que no me afecte muchas cosas que veo.  

Yo no soy de esas personas que giran la cabeza a un lado cuando ve algo, una injusticia o algo que no le gusta, y tengo que buscar el equilibrio de aceptar que puede que otra persona haga las cosas de otra manera y que sea igual de válido, siempre y cuando no sufra otra tercera persona, no haya una víctima.

  

Entonces, ¿cómo sé yo que voy a estar bien? Si siempre soy positiva y ahora voy en una montaña rusa, supongo que cuando haya vomitado, vomitar algo para sentirme mejor.

Hay cosas de los últimos años de mi vida que he hecho,  que me han pasado factura, entonces tengo ciertas limitaciones ahora, que no por ello no dejo de hacer las cosas que me gustan.

Por ejemplo, no quiero que mi problema de visión vaya a más.

   

Una frase.


No hagas a otros lo que no te gustaría para ti.

  

Un Consejo.


Sé libre. 

-Chiquito Consejo- 

Haz lo que te dé la gana. Ser libre.

  

Ese “sé libre”, ¿Física, emocional o psíquica?

  

Mental, psíquica, emocional, de salud, todo lo que te limita.

Hacer lo que quieres, o pensar en lo que quieres o hacer pensar, eso es ser libre, mientras no hagas daño a nadie.

  

 

Algo que quieras decir.    


Últimamente me gusta más el silencio. Soy más de escuchar.

    

Pero bueno...algo que quiero decir…, Pues ¡aquí estoy!.

Para lo que quieran.

  

¿Aunque sea para usarte como felpudo?

  

No. Mi espacio vital debo salvaguardarlo, tengo que aprender a respetarlo, a poner límites, y que los demás los respeten, mínimamente como yo los respeto a ellos.

  

¿Crees que lo estás consiguiendo o que lo vas a conseguir?

  

Bueno, es cuestión de práctica, supongo. No estoy acostumbrada.

  

Pide un deseo.

  

Un deseo.

Salud.

  

Una ilusión.

El poder seguir disfrutando de la compañía de mis padres, mis seres queridos, que siempre estén bien. Cuanto más tiempo, mejor.

  

Un sueño. 

Dormir.

 

  

Tu siguiente aventura.


Mi siguiente aventura…, bueno, la del windsurf, ...el “proyecto”, … no sé.

  

Estoy precavida, por un lado, de dar pasitos poco a poco a ver qué es esto, investigando, pero, hay tantas posibilidades, tantas cosas que se pueden hacer, y tanta gente que se puede beneficiar.

  


¿Te consideras una tercera víctima del sistema sanitario?


Si.

Pero no soy la única.

Hay una teoría de neuronas reflejas, o neuronas espejo, y un estudio de un psicólogo americano en el que se establece que cuando tú estás acostumbrado a ver cosas muy impactantes, se te quedan grabados.

  

Por ejemplo, la normalidad de la enfermedad, con el sufrimiento del dolor, que vas chupando, y queda en tus poros. Este psicólogo investigó, y vió que los soldados americanos, cuando tenían que ejecutar a alguien y después volvían a su país había más trastornos mentales, o de ansiedad, o depresión, o somatización, en aquellos que habían visto la ejecución más que en los que la ejecutaron, porque el que ejecutó descargó físicamente, y el que lo vio, lo vio y lo integró.

  

Entiendo que en el sistema sanitario hay muchas terceras víctimas.   


Quizás es la expectativa y realidad, el equilibrio, la expectativa de es verdad que no somos dioses y que no todo depende de nosotros, pero de, así y todo, ¡vamos a curar este paciente!, a hacer todo lo posible, te matas horas…, y el paciente fallece.

  

Fallece, que no es poco, y, ahora, informa a la familia. Ves el impacto de la familia, y la historia que hay detrás, porque cuanto más conoces del paciente y a su familia, más te afecta.

  

Generalmente supongo que la gente que es menos empática lo sufre menos, pero los que sí lo son, no.

 

¿Crees que el paciente sabe que existe eso que se llama tercera víctima porque el personal sanitario puede sentirse la víctima?.

  

De hecho, el personal sanitario, muchas veces no sabe que existe, hay mucha gente que no sabe qué es  eso. 

Son algo reciente. Eso es puntero.

  

Pero Te hablo el sistema sanitario como te puedo hablar de cualquier trabajo, una cajera que está haciendo su trabajo y ve a lo mejor un robo o una violencia de alguien que roba un bolso o una agresión. Cuando tú ves, eso es ser una tercera víctima de cara al público.

 

Igual me equivoco. La opinión no genera ciencia, como decía Hipócrates.





En este punto de lo que fue esa tarde de charla, de conocimiento y de intercambio de experiencias, quizás faltaría un último capítulo…, pero con lo que hablamos creo que, con tu permiso Lourdes,  me puedo aventurar a adivinar cuál sería, y hago mi propia interpretación de su escueto contenido.



6.- La Cima

Bueno, eso…, eso está por llegar. De hecho no importa llegar. Porque no hay Cima. Solo hay andar.






--- o ---


Es cierto Lourdes, la opinión no genera final, ni siquiera principio, pero hay opiniones que pesan, y que valen como guías de lo que significa aprehender y no aprender, de lo que significa creer en lo que se hace, y frente a todos los obstáculos que se presentan seguir pensando que alguna salida tiene que haber, y debemos buscarla. Buscar no solo desde nuestro castillo personal, sino desde las vaguadas de nuestros vecinos, para poder entender donde estamos sin tapujos ni ornamentos. 

A eso se le llama humildad, y cuando alguien lo muestra en su trabajo, se hace diferente, lo ven diferente, porque destaca en valores y en principios que en los días que corren son lo raro.

Son opiniones que gracias a decirlas, quiero creer que puedan avivar algún resto de llama en aquellos que han empezado a rendirse a su propio camino.


Gracias por esas opiniones y por ese ejemplo. A todos los que al leer esas opiniones experimenten la resiliencia emocional, física y personal, Bienvenidos al mundo de los “raros”.




Mi querida Lourdes, no se si te has dado cuenta de que cada día subes una base más en el ascenso de tu Klimanjaro particular, ese que comenzó sin saber cómo desde la inocente respuesta de una niña de 7 años y que se ha ido transitando con algunos tropezones, con muchas vivencias y, sobre todo, con lo que te gusta, conocer gente (aunque algunas sea para no hacerles caso, eso también es aprender), y conocer más a ese ser humano que cada vez necesita mejores profesionales, con visión y con pasión, a su alrededor.

Tampoco se si te has dado cuenta de que te conoces un poco más, y que, como tú bien decías, no necesitas mucho para encontrarte bien contigo misma, más allá de que las cicatrices cierren al ritmo que necesiten dejando la impronta de la enseñanza que por abrirse generaron y por ir cerrándose fortalecieron.



No se si han sido las noches de guardia las que te inspiraron, o las sonrisas de los niños en sus juegos de inocente esperanza en cualquier atardecer playero, o, simplemente, el abandonarse a la espontaneidad del sentimiento, pero algunas de tus letras, esas que con tanto cariño,  no sé si también nostalgia, guardas, merecen ser compartidas como resumen vital de lo que una profesión que se ama puede llegar a ser, y de la paz que la intransigencia puede obligar a buscar, porque tus versos cuentan mucho más de lo que dicen, y hablan, sobre todo, de lo que se vive…




Estoy aquí, una vez más,

mirándote a ti infinito mar.

Dejando que tu brisa acaricie mi cara

y que de vez en cuando me des una bofetada.

Dejo mis cabellos bailar a tu son,

permíteme por un momento escuchar tu corazón.

Tú que me aíslas y me das la libertad,

hazme compañía en esta soledad.

Quiero que me hables, yo ya sé escuchar.

Te entregaré mi alma y tú a mi “toa” tu sal.

(Lourdes Hernández)




¡Ah!, se me olvidaba. En cualquier caso, y para todo mal…, ya sabes, ¡agüita salá!.




JSR - Septiembre/21